8/7/12

Elección es mejor que sorteo

El jurado no se elige; ergo: el jurado es antidemocrático

Un argumento falaz: "los jueces no son elegidos por el pueblo". En realidad, los jueces son tan elegidos por el pueblo como lo han sido todos los Presidentes del país desde 1862 hasta 1951. Y como los senadores lo son por la legislatura provincial. Ser electo en segundo grado no es invalidante. ¿Es preferible ser sorteado? Le aseguro que no.

Piense: ¿Usted designaría Presidente por sorteo en el padrón electoral? ¿Usted dejaría la administración de los hospitales del país en manos una persona sorteada en el padrón electoral? ¿Usted daría el presupuesto anual de obras públicas a una persona escogida por sorteo en el padrón electoral para que lo administre? ¿Usted sortearía entre la población a quien lo va a intervenir quirúrgicamente o a quien va a arreglarle el auto?

El sorteo nunca es mejor que la elección. Con el sorteo, a lo sumo, se puede ser afortunado, pero lo corriente es que se sea desafortunado. A través de la elección, se es libre. Un pueblo libre debe elegir a sus jueces y no dejar la justicia en manos del azar.

Deciden los más exaltados y no los más pensantes

Los exaltados imponen su opinión y desplazan a los pensantes

La Psicología de Grupos nos indica que cuando se forman grupos (mucho más en el caso del jurado, que delibera en secreto y sin fundar su opinión) aparecen líderes naturales que usualmente son los más exaltados. Y generalmente con algún rasgo psicopático. ¿Esto garantiza un mejor debate? Seguramente que no.

No sólo el debate se empobrece, sino que ocurre el fenómeno de que las personas más pensantes se ven en el trance de enfrentar situaciones desagradables y de presión grupal para hacer valer su opinión. La experiencia dentro del jurado muchas veces es amarga.

La labor de juzgar exige el uso de la lógica y la razón que sólo puede aportar la muchas veces minoritaria porción más pensante de la ciudadanía. En cambio los exaltados, que a veces son mayoría, con su ignorante prepotencia, pueden imponer veredictos irracionales, fundados en necios prejuicios personales.

El derecho no atrofia el sentido moral de las personas

El saber perfecciona el sentido moral

Todas las legislaciones (vigentes y proyectos) sobre juicio por jurados, prohíben expresamente ser jurados a los abogados, procuradores y escribanos.

¿Cuál es la razón de la discriminación? La única razón es que los abogados, procuradores y escribanos saben derecho y aquí aflora el preconcepto popular: “el conocimiento del derecho atrofia el sentido moral de las personas”.

Parece mentira que abogados puedan sustentar semejante barbaridad. Se da por sentado que el pueblo (que no sabe derecho) está mejor capacitado que los que saben derecho para “intuir” la justicia, cuando la evidencia histórica indica que la civilización sólo ha sido posible con la incorporación de la ciencia penal.

Luego, quienes se declaran partidarios de esa misteriosa intuición de los ignorantes en derecho, hablan pestes del código penal nazi y del código penal ruso Krilenko que permitía al juez aplicar los “sanos principios del pueblo”. ¡A este punto llega la irracionalidad de los juradistas!

En verdad, la discriminación a los abogados, procuradores y escribanos ni siquiera es correcta dentro de la óptica juradista, ya que —según ellos— los jurados sólo valoran “hechos” y el conocimiento jurídico vendría a ser irrelevante. Y justamente es aquí donde naufragan las doctrinas pro-jurado.

Los mismos juradistas se contradicen cuando reglamentan el juicio por jurados populares de modo tal que no puedan serlo quienes haya estudiado derecho. ¿Por qué se contradicen? Porque dentro de la lógica de los juradistas, un abogado que actúa en un jurado no podría aplicar en nada sus conocimientos jurídicos, ya que, supustamente, los jurados sólo valoran hechos.

Los juradistas saben —o debieran saber— esto, pero si se sinceraran y admitesen que hechos y derecho no se pueden separar a la hora de juzgarse les derrumbaría todo el edificio sofístico sobre el cual sostienen el sistema de juzgamiento por jurados y se verían obligados a repudiarlo.

Es decir, como los juradistas íntimamente saben que los hechos y el derecho no se pueden separar a la hora de juzgar, en la ley excluyen como jurados a los abogados, procuradores y escribanos. Pero a la vez, para no verse obligados a repudiar el juicio por jurados, mienten a todos diciendo que el jurado sólo valora hechos, y nada de derecho.

La condena o la absolución deben ser fundadas y motivadas

El jurado no explica por qué condena, ni por qué absuelve

El juicio por jurado que establece veredicto no fundado, contraviene el art. 18 de la Constitución Nacional que dice que la condena debe ser "fundada" en ley. Fundada y motivada, como dice la doctrina.

Así como en la Inquisición el acusado no sabía de qué se lo acusaba, el condenado por un jurado no sabe por qué se lo condena. La actuación de un grupo de personas que deciden en forma anónima, no fundada y en deliberación secreta, viola todos los principios de la responsabilidad republicana de los funcionarios (art. 1° de la Constitución Nacional).

Un Estado que permite que una persona acusada quede privada de su libertad (incluso de por vida) o la presunta víctima (o sus familiares) privada de justicia, sin explicar a nadie por qué se condena o absuelve, sin dar ningún fundamento de la decisión tomada, simplemente "porque sí", no tiene nada de republicano. Se trata de un Estado arbitrario, dictatorial, caprichoso, déspota.

Una sentencia (condenatoria o absolutaria) infundada no puede ser explicada a las partes y a la sociedad, no puede ser revisada por un órgano judicial superior, no puede ser revertida en caso de ser ilógica o injusta, no permite testear si ha sido dictada por el jurado con responsabilidad o con ligereza y, por ende, constituye un acto arbitrario violatorio de la Constitución Nacional.